Grupo de Investigación UCM (ref. 971672) sobre Psicología del Testimonio.
Facultad de Psicología, Universidad Complutense de Madrid (España).
Investigador principal: Antonio L. Manzanero.



Falsas noticias científicas sobre la detección de la mentira

Cada cierto tiempo los medios de comunicación nos "desinforman" con noticias sobre falsos descubrimientos científicos. Algunas de las noticias que más atención acaparan son las que se refieren a la detección de la mentira.
Hoy mismo EL PAÍS publicaba la siguiente noticia:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Mentiroso/cara/elpepusoc/20110914elpepusoc_1/Tes
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"Mentiroso" por la cara

Científicos británicos desarrollan un sistema que permite saber si alguien no está diciendo la verdad analizando su rostro

EL PAÍS - Madrid - 14/09/2011
Irritación, alegría, tristeza... Las caras muestran una gran cantidad de emociones en forma de cambios en la expresión o del flujo sanguíneo, y eso escapa al control de cada individuo. También cuando estamos mintiendo. Un grupo de científicos británicos ha creado un sistema que es capaz de saber cuándo una persona no está diciendo la verdad a través de un moderno sensor térmico que capta el rostro, según informa la BBC.
El aparato, desarrollado por investigadores de la Universidad de Bradford y Aberystwyth, consta de una cámara de vídeo y un sensor térmico de alta definición que registran los cambios de temperatura, de presión sanguínea, en los músculos del rostro -el movimiento de los ojos, si se dilatan las pupilas, si uno muerde o junta los labios, arruga la nariz, respira hondo, traga...- que pueden indicar una mentira. A continuación, un programa informático interpreta esos datos. En dos tercios de los casos analizados, la máquina acierta, ha señalado Hassan Ugail, encargado de liderar la investigación, a la cadena pública británica.
Los expertos aseguran que este detector de mentiras, presentado en un festival científico de Reino Unido, podría ser utilizado para cuestiones de seguridad, como, por ejemplo, en los aeropuertos para identificar a potenciales criminales o terroristas. Hasta el momento, no obstante, solo ha sido probado con voluntarios, y sus creadores esperan que pueda ser utilizado en unos meses en un aeropuerto británico, donde sería usado por el personal de inmigración mientras investiga a sospechosos. El veredicto de la máquina sería cotejado entonces con el de los agentes de seguridad.
"En una situación real de alto estrés, podemos tener más éxito", según Ugail, que considera que el sistema será capaz de coger al 90% de los que mienten, porcentaje similar al obtenido por el polígrafo, el instrumentno más utilizado hasta el momento como detector de mentiras, que data de 1921. Los científicos británicos defienden que su invento es menos invasivo -no hay que conectar cables al sospechoso- y sus resultados se obtienen en tiempo real.

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Como se ha argumentado en multitud de ocasiones (Manzanero, 2010), los detectores de mentiras no tienen ninguna validez científica, razón por la cual no son admisibles en la gran mayoría de los sistemas de justicia del mundo. El principal  supuesto de estos procedimientos se ha demostrado falso. La ansiedad no es igual a mentira, ni mentir requiere más recursos cognitivos que decir la verdad, tal y como sostienen estos sistemas para fundamentar el uso de estas medidas fisiológicas.
El polígrafo, que efectivamente cuenta con casi cien años de existencia, nunca ha alcanzado porcentajes de éxito del 90%, más bien al contrario, han mostrado una altísima probabilidad de error. Su peor resultado tiene que ver con los falsos positivos, es decir, con aquellos casos en los que la persona dice la verdad, pero según el detector de mentiras estaría mintiendo.
Por otro lado, sistemas como los que aquí se publicitan no son nada nuevo. Ya en los años noventa Ekman (1992) propuso detectar la mentira analizando las micro-expresiones faciales. Estos procedimientos, a lo sumo serían capaces de detectar emociones falsas, que no son lo mismo que las mentiras.
Una personas podría fácilmente pasar por mentirosa simplemente porque se ponga más nerviosa de lo normal ante este tipo de situacions, y un mentiroso pasaría por honesto con un mínimo entrenamiento y sobre todo si se cree sus propias mentiras.
El 13 de febrero de este año, Eduardo Punset entrevistaba en el programa de TVE, Redes, al neurocientífico John Dylan Haynes quien afirmaba:

"Todos conocemos los antiguos detectores de mentiras por las películas, se llaman polígrafos. Miden el ritmo cardíaco, los conductos dérmicos, es decir, básicamente miden cuánto sudas. En definitiva, miden tu nivel de excitación, de nerviosismo. Así que, cuando alguien te hace preguntas, el polígrafo te puede decir tu nivel de nerviosismo al responderlas. El problema del polígrafo o del antiguo detector de mentiras es que se puede manipular porque, por un lado, puedes estar nervioso, por ejemplo, por la situación experimental. Piensas: "Me están haciendo una prueba y si me equivoco, quizás tenga que ir a la cárcel diez años"

En cualquier caso, algunas afirmaciones realizadas por Haynes en esta entrevista se deben más a un deseo de descubrir el detector de mentiras infalible que a una realidad científica, pues tampoco parece ser de gran ayuda medir la activación cerebral para detectar las mentiras. Por otro lado, aunque fuera posible, resultaría poco aplicable a la realidad debido al tipo de mentiras que miden (mentiras simples muy alejadas de la mentira compleja que implica un relato falso de un hecho delictivo) y  porque es tanta la variabilidad inter- e intrasujeto que no sería posible realizar predicciones con un mínimo éxito.


Bibliografía:

Manzanero, A.L. (2010). Memoria de testigos. Obtención y valoración de la prueba testifical. Madrid: Pirámide.