Grupo de Investigación UCM (ref. 971672) sobre Psicología del Testimonio.
Facultad de Psicología, Universidad Complutense de Madrid (España).
Investigador principal: Antonio L. Manzanero.



La baja fiabilidad de las descripciones

La descripción de los autores de delitos realizadas por testigos tienen una baja fiabilidad. Sobre la exactitud de estas descripciones influyen un gran número de variables de los propios testigos(estereotipos, prejuicios, implicación, etnia...), del suceso (violencia, familiaridad, duración...) y del sistema (información falsa procedente de medios de comunicación, demoras en la toma de declaración, procedimientos inadecuados...). Por esta razón, la utilidad general de las descripciones es nula para la búsqueda de culpables.
Un ejemplo de la variabilidad que podemos observar en las descripciones podemos encontrarlo en la Operación Candy. En noticia del 23 de junio El País informaba: "La policía ha estado tomando declaración a los padres, a los testigos y a cualquier persona que haya podido dar algún dato de este pederasta. Y a partir de ahí llegan las contradicciones. A la policía le salen hasta una decena de perfiles distintos, según las características físicas. Pero solo se ha quedado con tres. Uno de los que más fuerza cobra es que se trata de una persona de mediana edad, alta, delgada y con el pelo canoso. Otro es que se trata de un hombre de estatura baja, ligeramente grueso, posiblemente de origen latinoamericano, y calvo o con el pelo muy corto. El último es todavía más etéreo y podría ser un tipo de estatura media y con acento de los países del Este."
Para más información sobre la descripción de personas se puede ver http://www.psicologiadeltestimonio.com/2011/07/descripcion-de-sospechosos.html
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Extranjero, 40 años y canoso

Los investigadores de la Operación Candy buscan a un hombre de 1,80, tez morena y que acude bien vestido a los secuestros de las menores

F. Javier Barroso  
7 JUL 2014          
el país
 
Poco a poco la policía tiene una idea cada vez más cercana del aspecto del pederasta de Ciudad Lineal. Las versiones de los testigos, algunas de ellas muy verosímiles, han permitido que la descripción de este secuestrador de menores haya sido muy perfilada ya por los investigadores de la Operación Candy, según ha podido saber EL PAÍS. Los agentes se están centrando en un hombre de entre 35 y 40 años, de alto (de 1,80 a 1,85 metros) y con el pelo canoso, según destacaron fuentes del caso.
Los agentes han interrogado a las víctimas y han podido sacara algunos detalles que describen al detalle al supuesto autor. Se trata de un varón de tez morena y que se caracteriza por ir bien vestido a los lugares en los que captura a sus víctimas. La última vez, el pasado 17 de junio, acudió con un polo y pantalones de vestir.
El detalle fundamental es que tiene un marcado acento extranjero, sin que en la actualidad haya trascendido si los agentes conocen el posible país de origen de este hombre. Ese detalle, que es el que ha llamado la atención tanto de víctimas como de testigos, resulta esclarecedor, ya que ese determinado detalle reduce de manera considerable el número de sospechosos.
Lo que sí se ha confirmado es que el pederasta acude al lugar en el que secuestra a las niñas unos días antes. Se encarga de controlar al detalle todos los elementos y comprueba que no haya ninguna cámara de seguridad en la zona. Se implica tanto que llega a hablar con la gente de la zona. Supuestamente esto lo hace para no levantar sospechas y para pasar totalmente desapercibido entre los transeúntes cuando comete los delitos.
Eso es, al menos, lo que se deduce de las declaraciones de algunas personas que le vieron en el último secuestro. Este ocurrió en la calle de Luis Ruiz, en el barrio de Ascao, frente a una tienda de alimentación regentada por un matrimonio de origen chino. Los residentes de la zona le vieron desde sus ventanas, algunos con gran precisión. Todos los testigos coincidían en que, al menos, días antes vieron a un hombre que no identificaron como del barrio y que estuvo “merodeando por los exteriores de la tienda”.
Eso sí, nadie conectó este caso con el anterior secuestro de la menor de nueve años ocurrido en un parque de la calle de Torrelaguna, también en Ciudad Lineal, por lo que la policía no recibió llamadas.
En otro aspecto en el que coinciden víctimas y testigos es que siempre ha actuado con mucha educación. También en el último secuestro, el de la niña de origen chino de seis años, estuvo hablando cerca de media hora con una menor que estaba con su perro en la calle. Algunas fuentes no descartan que intentara ganarse su confianza mientras que vigilaba y controlaba a otras niñas de la zona.
Estos detalles han trascendido justo el día después de que este periódico adelantara que los agentes de la Operación Candy están buscando entre 78.000 turismos de pequeñas dimensiones el utilitario que utiliza el pederasta para trasladar a sus víctimas hasta su domicilio. Buscan un modelo con tres posibles colores distintos, como blanco, rojo y gris oscuro. El proceso de cribado, que es especialmente arduo, puede llevar meses ya que se trata de una cifra muy alta pese a estar informatizados los archivos.
La descripción del posible pederasta y el hecho de que se busque un modelo de pequeñas dimensiones ha disparado el número de llamadas a la policía de los vecinos de Ciudad Lineal y de los distritos más limítrofes. Existe, según fuentes policiales, cierta psicosis en el vecindario y cualquier movimiento extraño hace que se reciban numerosas llamadas de personas que dicen haber visto al autor de los secuestros. En algunas ocasiones, se han distribuido por las redes sociales imágenes de particulares que en nada coincidían con la descripción que maneja la policía. En dos casos, se llegaron a dar hasta los números de las matrículas y fotos de cara, con el consiguiente perjuicio para los afectados.
Los agentes que están en turno de mañana y tarde asignados a la Operación Candy en las diversas comisarías tienen que comprobar todas estas llamadas y acudir al lugar en que se producen, si lo ven necesario. Toda la información es remitida a los investigadores del Servicio de Atención a la Familia (SAF) encargados de detener al pederasta. Estos la cotejan todas las noches con los datos recibidos de todas las comisarías de la región y de las distintas brigadas provinciales para determinar cuáles son las líneas de actuación en los próximos días.
Fuentes policiales han remarcado que no existe, por el momento, ningún retrato robot del pederasta, ya que los testimonios que han recogido de la primera víctima no permiten elaborarlo de forma fidedigna. A la segunda, la niña china de seis años, no han podido interrogarla, debido a que se han encerrado en sí misma y no quiere hablar. A ello se une también su corta edad y que fue narcotizada al igual que la niña secuestrada el pasado 10 de abril.